TEORÍAS DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES: ¿QUÉ SON?
A continuación vamos a tratar uno de los conceptos más utilizados en el campo de las relaciones internacionales que son las teorías que pueblan la disciplina. Intentaremos poner de relieve su razón de ser y, de este modo, explicar qué son.
La razón de ser de la teoría es el hecho de que no resulta factible un acceso inmediato al conocimiento, lo que hace que sea necesario recurrir a ciertas herramientas en el plano teórico para orientar el desarrollo de las investigaciones.
Sin embargo, existe la problemática de que la teoría no es entendida y definida de un modo unívoco, sino que por el contrario existen modos muy distintos de entenderla, circunstancia esta que ha conducido a innumerables discusiones de orden teórico en el seno de la disciplina. Sin duda esto ha contribuido en no pocas ocasiones a dificultar la labor investigadora, y especialmente durante el cuarto debate a que no haya sido producido contenido sustantivo debido a la fijación en el proceso de teorización.
Así pues, en lo que respecta a la definición de la teoría no es posible aportar una acepción comúnmente aceptada, pues el escenario de pluralismo teórico que existe en la disciplina hace que cada corriente de pensamiento conciba la teoría en unos términos concretos que son incompatibles con los puntos de vista de las restantes corrientes. Esto depende en la mayoría de los casos de la postura intelectual que adopte cada autor, y que está relacionada con la importancia que en cada caso confiere a la ontología o a la epistemología.
Entonces, cabe preguntarse ¿qué es una teoría?. En líneas generales podemos decir que es un conjunto de ideas, razonamientos o suposiciones que establecen el modo de enfocar el estudio de la realidad. Una teoría significa un criterio en función del que organizar los datos extraídos de la realidad para su posterior organización, lo que supone, asimismo, la existencia de un criterio discriminador a la hora de determinar qué es y qué no es importante.
Por tanto, la teoría no es un hecho, sino un esquema general que es utilizado para organizar hechos con el propósito de desarrollar una explicación coherente de los mismos. De alguna manera puede decirse que la teoría no sólo selecciona hechos al fijar el foco de su atención sobre un determinado aspecto de la realidad, sino que además de esto hace hablar dichos hechos en la medida en que son información que ha sido seleccionada y recopilada de entre toda la información disponible.
La teoría conlleva una problemática que le es específica. Nos referimos concretamente a que la teoría condiciona de un modo decisivo y determinante el desarrollo de un determinado enfoque de la realidad, y consecuentemente también el desarrollo de una investigación con la elaboración de explicaciones, la determinación del modo de acceder al conocimiento de la realidad (epistemología), y la forma de explicar o demostrar ese conocimiento (metodología). Esto significa, en definitiva, que la propia teoría no sólo se encarga de introducir su propia lógica en los hechos que pretende explicar, sino que además de eso establece los criterios en función de los que contrasta las afirmaciones que hace. De ahí que a cada teoría le corresponda, a su vez, una ontología, una epistemología y una metodología específicas.
Dicho esto cabe preguntarse que si en la práctica no existen criterios comunes para determinar la validez de una teoría, pues cada una recurre a epistemologías y metodologías específicas, ¿cómo podemos determinar si una teoría es legítima o no?. Lo cierto es que no existe forma de determinar si una teoría es válida o no, porque como hemos dicho cada una tiene sus propios criterios de validación, lo que las convierte en la mayoría de las ocasiones en universos cerrados con su propio lenguaje, lo que hace que los resultados de las investigaciones basadas en estas teorías no sean equiparables en modo alguno. A este respecto resulta muy esclarecedor lo dicho por Thomas Kuhn y Paul Feyerabend, quienes desde puntos de vista diferentes incidieron en la inconmensurabilidad de los distintos enfoques teóricos.[1]
Dicho todo esto llegamos al punto culminante de este artículo. ¿Qué son las teorías de las relaciones internacionales?. Pues si tenemos en cuenta lo avanzado hasta el momento, las teorías de las relaciones internacionales son una manera específica de enfocar el estudio de la esfera internacional. Por tanto, cada una de las teorías que existen en esta disciplina centra su atención en un aspecto concreto de la realidad internacional que es considerado más importante que los demás, para lo que reúne aquella información que es considerada relevante para establecer nexos de unión con la que es organizada y establecida una explicación. Por tanto, lo importante no es que una teoría sea falsa o verdadera, cosa que no puede ser demostrada debido a la ausencia de unos estándares comúnmente aceptados para contrastarla con los hechos, sino que provea de una explicación conclusiva de los hechos. Entonces, el progreso en el conocimiento es producto del reemplazo de una teoría por otra que es capaz de explicar mejor lo mismo.[2]
En la disciplina de relaciones internacionales, como consecuencia de la influencia ejercida por la obra de Thomas Kuhn acerca de las revoluciones científicas, se considera que cuando una teoría no es capaz de ofrecer una explicación concluyente de unos hechos, y que por el contrario aparecen una serie de anomalías en relación a su explicación, es cuando se produce una fase de creación de nuevas teorías que tratan de resolver esa carencia explicativa.
Por tanto, las teorías son esquemas generales y provisionales que explican la realidad, y cuyas premisas son las que determinan el modo de abordar los hechos para darles una explicación lógica. Así, las teorías de las relaciones internacionales tratan de explicar un ámbito de la realidad que es el internacional, con lo que nos encontramos con distintas aproximaciones a la misma. De este modo las teorías orientan las investigaciones que constituyen su aplicación práctica, lo que origina conclusiones diferentes basadas en resultados que no son equiparables precisamente por partir de premisas teóricas dispares. El avance en el conocimiento, entonces, sólo se produce cuando el poder explicativo de una teoría es sobrepasado por otra teoría que explica mejor lo mismo, y da respuesta a las anomalías que quedaban fuera del alcance explicativo de la teoría precedente.
Notas:
[1] Kuhn, Thomas S., Las estructuras de las revoluciones científicas, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1990. Feyerabend, Paul K., Adiós a la razón, Barcelona, Altaya, 1995
[2] Ver las observaciones contenidas a este respecto en Waltz, Kenneth N., Teoría de la política internacional, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1988